sábado, 26 de noviembre de 2011

Aquel que es feliz, puede hacer felices a los demás, quien no pierde el valor y la confianza, jamás morirá por la miseria.

Tiempo después las cosas se complicaban cada vez más, había una epidemia, uno de los inquilinos del anexo esta en cuarentena y no podrá estar con los demás hasta después de 6 meses. Ana estaba muy triste por que era su amiga y no encontraba la forma de ayudarla, solo podía ser espectadora del sufrimiento y de la muerte de los otros.
En cuanto a Peter, ella estaba muy entusiasmada con él, pero le preocupaba que a su hermana también le interesara, y que sufriera cada vez que se reuniera con Peter, en su lugar ella estaría enferma de celos, pero su hermana le asegura que no hay necesidad de apiadarse de ella.
En el fondo ella sabía que solo vivía de encuentros, siempre esperaba ver que el también la aguarda, y se sentía trasportada de alegría cuando noto una de sus intimas y tímidas iniciativas. Apostaba que él siente tantos deseos como ella de encontrar las palabras, son sus esfuerzos desamparados los que más la conmovían.
Cuando empezaba a recordar sobre su pequeña vida , todo se le antojaba fantástico e irreal, esta pequeña vida que vivía era muy diferente, admiradores en cada esquina, amigas, predilecta de la mayoría de los profesores, tenía todo y ahora encerrada, sin muchos amigos, soportando el regaño de su madre, y estudiando poco.
Su rostro era sonriente, su sentido crítico original y encantador, era coqueta y divertida, algunas de sus cualidades la hacían popular, nunca le hubiera negado a uno de sus compañeros que le copiara alguna tarea, su reputación en la escuela era la primera en chacotear y en gastar bromas, la eterna jaranera, nunca llorona ni caprichosa, para cualquier cosa solo tenía que levantar el dedo índice, y ahora su cara pálida, y cada vez más flaca y su pregunta era ¿qué queda de esa muchacha? a Ana le gustaría  por una sola noche, por unos días o por una semana volver a ser la de antes, alegre, aparentemente despreocupada.
Todo esto ha quedado atrás, ahora veía a través de una lupa despiadada, primero, su casa bañada en sol, y luego el brusco cambio, las disputas reprimidas, la crisis de lagrimas, soledad infinita, lenta comprensión de todos mis defectos que ya eran graves, pero parecían agravarse más, veía hacia los campos, veía la naturaleza y el sol, sentía el aire libre y trataba de reencontrar la dicha en ti misma y en dios.
¿Qué hay que hacer cuando uno se encuentra en desgracia? ¡Salir de ella! si no es así uno está perdida… 

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